El ponche de los deseos by Michael Ende

El ponche de los deseos by Michael Ende

autor:Michael Ende
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Fantástico, Infantil y juvenil
publicado: 2089-01-01T05:00:00+00:00


En el futuro las cosas irán a peor

y el desastre será aún mucho mayor.

Y es verdad, porque rima. Esto va a tener un mal endesenlace.

—¿Por qué repites eso constantemente? —se lamentó Maurizio.

—Ésa es mi fielosofía —declaró Jacobo—. Hay que contar siempre con lo peor, y luego hay que hacer contra ello todo lo que se pueda.

—¿Y qué podemos hacer? —preguntó Maurizio.

—Nada —admitió Jacobo.

Maurizio se hallaba delante de la mesita baja, y desde ella lo atraían la nata dulce y otros bocados exquisitos. Le costó un esfuerzo enorme, pero logró vencer la tentación porque conocía muy bien los perniciosos efectos que ese alimento ejercía sobre él.

Hubo un largo silencio. Sólo la tempestad de nieve silbaba alrededor de la casa.

—Te voy a confesar una cosa, gatito —dijo por fin el cuervo—. Estoy harto de ser agente secreto. Nadie puede exigirme que ejerza esa profesión. Es superior a mis fuerzas de cuervo. Lo dejo. Abandono.

—¿Precisamente ahora? —preguntó Maurizio—. No puedes hacer eso.

—Claro que puedo —respondió Jacobo—. No quiero seguir. Quiero volver a llevar una vida normal de vagabundo como antes. ¡Ojalá estuviera ahora al calor del nido con mi Ramona!

Maurizio se sentó y levantó la vista hacia él.

—¿Ramona? ¿Por qué precisamente Ramona?

—Porque es la que más lejos está —dijo Jacobo, apesadumbrado—, y eso es lo que yo querría ahora.

—Mira —replicó Maurizio tras un breve silencio—, también yo preferiría recorrer países lejanos y enternecer con mis canciones todos los corazones. Pero si esos dos truhanes destruyen esta noche el mundo con su magia, ¿qué vida de minnesínger habría luego, si es que queda vida?

—¿Y qué? —graznó airado Jacobo—. ¿Qué podemos hacer nosotros frente a eso? ¿Por qué no se preocupa ningún otro, por ejemplo, allá arriba, en el cielo? Me gustaría saber una cosa: ¿por qué tienen los malos tanto poder en el mundo y los buenos nunca tienen nada más que, a lo sumo, reumaticismo? Eso no es justo, gatito. Ahora me declaro en huelga.

Y metió la cabeza debajo del ala para no ver ni oír nada.

Esta vez hubo un silencio tan prolongado que el cuervo miró por debajo del ala y dijo:

—Al menos podrías contradecirme.

—Tengo que reflexionar sobre lo que has dicho — respondió Maurizio—. Porque mi postura es completamente distinta. Mi bisabuela Mía, que era una anciana gata muy sabia, decía siempre: «Si puedes entusiasmarte por algo, hazlo; si no puedes, duerme». Yo tengo que poder entusiasmarme; por eso procuro siempre imaginarme la mejor de todas las posibilidades y, luego, hacer todo lo posible por alcanzarla. Pero, desgraciadamente, yo no tengo tanta experiencia de la vida ni tanto talento práctico como tú. En otro caso, se me ocurriría algo que pudiéramos hacer.

El cuervo sacó la cabeza de debajo del ala, abrió el pico y volvió a cerrarlo. Este inesperado reconocimiento por parte de un artista famoso perteneciente a una antiquísima estirpe de caballeros nobles lo dejó sin habla.

En toda su casquivana vida de cuervo no le había ocurrido nada semejante. Carraspeó.

—¡Hummm...! Bueno —cacareó—. En todo caso, una cosa es segura: mientras estemos sentados aquí, no se arreglará nada.



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